En muchas ocasiones, cuando escuchamos el término capitalismo, lo asociamos directamente con otros términos que tienen una connotación negativa como desigualdad o injusticia. Si bien es cierto que vivimos en una sociedad en la que desafortunadamente existen muchas desigualdades y en la que posiblemente se hayan visto agravadas por la situación actual que estamos viviendo debido a la pandemia del COVID-19, el capitalismo puede ser también una ayuda combatir estas desigualdades.
Hablamos de un nuevo capitalismo que deje atrás el antiguo paradigma para pasar a un nuevo modelo de negocio ético y sostenible. En este nuevo capitalismo, nosotros como consumidores tenemos el poder de decidir cómo queremos que sean las marcas que nos representan. Hace años, las empresas buscaban ofrecer un producto que simplemente nos proporcionase una buena relación calidad-precio, sin embargo, hoy en día las empresas deben aportarnos mucho más y somos más exigentes con los productos que adquirimos. Hemos pasado a exigir sostenibilidad, ética y transparencia además de calidad en los productos adquiridos.
Afortunadamente, cada vez tenemos más información a nuestro alcance que nos ayuda a elegir qué empresas son más responsables y en cuáles debemos invertir nuestro dinero. Apostar por este tipo de empresas consigue que poco a poco podamos ir reduciendo las desigualdades que se han ido creando a lo largo de los años. Sin embargo, existe todavía mucho camino por recorrer ya que en muchas ocasiones podemos encontrar diferencias de precio entre producto sostenibles y aquellos que no lo son. Pasar de una fabricación poco sostenible a elaborar un producto de manera ética hace que nos demos cuenta de cuánto cuestan realmente las cosas.
Hablamos siempre de la necesidad de un cambio, pero cuando tenemos en nuestras manos la posibilidad de contribuir a que realmente se produzca este cambio, frenamos en seco ya que en muchas ocasiones no estamos dispuestos a pagar un poco más por un producto fabricado de manera totalmente sostenible. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a aportar un poco más con el objetivo de conseguir el bien común? A día de hoy no todos estamos dispuestos a hacerlo, por lo que aún queda mucho camino por recorrer. La realidad es que hasta que no seamos totalmente conscientes de la necesidad de que se produzca este cambio y estemos dispuestos a aportar un poco más, no seremos capaces de pasar 100% a un nuevo capitalismo.
Lo que está claro es que las nuevas generaciones son el ejemplo de que es necesario ser realmente consciente de esta necesidad. Los consumidores más actuales han nacido ya en una sociedad totalmente empapada de otros valores y es por eso por lo que en muchas ocasiones no se cuestionan realmente si deben o no pagar más por un producto ético y sostenible. Directamente no cuestionan otra alternativa porque han crecido con otros valores a los que estamos acostumbrados el resto de los consumidores. A medida que pase el tiempo, el porcentaje de estos consumidores irá creciendo paulatinamente dando paso a una nueva sociedad donde no exista otra alternativa que no sea la sostenibilidad y la ética.
Lo que está claro es que este cambio depende de nosotros como consumidores. Antiguamente las empresas decidían qué ofrecer y cómo ofrecerlo, pero actualmente tenemos tanto poder en nuestras manos, que las empresas son conscientes de las nuevas tendencias y apuestan por ofrecer otros productos que satisfagan nuestras necesidades. Por todo esto, considero que vamos por muy buen camino para solucionar los problemas que hemos ido arrastrando a lo largo de los años. Solamente nos falta que interioricemos este cambio y apostemos por empresas que aporten algo más a la sociedad contribuyendo a la sostenibilidad y la ética.